Ya se acerca. Lo anuncian las primeras lluvias. Ese olor inconfundible a tierra removida. Esa brisa que apacigua los sofocos veraniegos, y la calma en que el mar queda, tras la temporada alta por excelencia.
Vuelven a salir zapatos de los armarios, y poco a poco llegarán las rebecas, los chandals, y las chaquetas, que ya refresca.
Es tiempo de ferias en los pueblos. De vendimia, y de aceitunas. El sabor del algodón de azúcar se mezcla con el olor a libros nuevos de mi infancia, y una música de coches locos suena al fondo en mi recuerdo.
El reencuentro con plastilinas y lápices de cera, ecuaciones y autores románticos recobra protagonismo, así como los llantos en las puertas de los colegios de los mas pequeños, aunque alguna lagrimilla sea de los mayores.
La vida pasa, pese a todo, y vuelven las viejas cosas con aires renovados.
Reencontraremos amigos, conoceremos a nuevos, mostraremos fotos exóticas, contaremos sueños de verano como batallas ganadas (aunque no hayan sucedido), aunque seamos conscientes de que las verdaderas aventuras están por llegar a partir de ahora... Y eso me hace feliz. Me ilusiona pensar qué nos podrá deparar la vuelta a esta nueva rutina que comienza.
Este es nuestro momento. Ya está aquí.